- David López abrió el marcador con un cabezazo en el 8’, pero Rubi empató de falta antes del descanso.
- La lesión de Izan y las paradas de Pantoja y Edu Viaña sostuvieron a los rojillos en una segunda parte sufrida.
El Val volvió a ser escenario de un partido con pulsaciones altas, de esos que dejan al aficionado con el corazón en la garganta. El Alcalá salió enchufado, ambicioso y con la grada empujando desde el primer minuto, pero el guion terminó llevándole a un empate ante un Getafe B que resistió y encontró su momento.
Apenas habían pasado ocho minutos cuando la conexión Izan-Caste-D. López hizo estallar al estadio. Centro medido del central y cabezazo inapelable del delantero para poner el 1-0 y desatar la locura en la grada. La dedicatoria a Chete, recién estrenado como padre, puso el broche emotivo a un arranque de ensueño.
El Alcalá dominaba, movía el balón con criterio y generaba ocasiones. Nico Sánchez probó fortuna con un disparo que obligó al portero azulón a lucirse. Y poco después, Izan, protagonista absoluto hasta ese momento, regaló una jugada llena de calidad, dejando atrás rivales hasta que su disparo se marchó a córner. La acción, sin embargo, tuvo un peaje amargo: el canterano se llevó la mano al muslo y tuvo que abandonar entre aplausos, sustituido por Salinas.
Cuando el descanso parecía cercano y con ventaja para los rojillos, el fútbol volvió a recordar su cara cruel. En el 44’, Rubi sacó un libre directo perfecto, ajustado al palo, imposible para Pantoja. El empate cayó como un jarro de agua fría y mandó el partido al descanso en tablas.
El segundo tiempo fue otra historia. El Getafe B adelantó líneas y buscó la remontada, pero se topó con un Alcalá que defendió con uñas y dientes. Pantoja, enorme bajo palos, voló para desviar un remate que parecía gol cantado. Y en la misma acción, Edu Viaña sacó bajo palos lo que habría sido el 1-2. El Val rugió como en las grandes tardes.
El Alcalá, lejos de conformarse, apretó en la recta final. Dani Nieto probó desde lejos en el 73’, exigiendo otra gran parada de Ferrer. Y en el 83’, el balón parado volvió a ser recurso: falta botada por Borja Sánchez que obligó al meta visitante a intervenir con los puños.
El pitido final dejó un 1-1 que sabe a poco después de tanto esfuerzo, pero también reafirma a un Alcalá que compite, que emociona y que no da un balón por perdido. Con cinco puntos en cuatro jornadas, los rojillos se mantienen en la zona media de la tabla y miran ya a su próximo reto.
El domingo 5 de octubre, a las 12:00 horas, espera el filial del Rayo Vallecano. Un duelo con sabor especial y mucho en juego, en el que los de Vivar Dorado buscarán transformar las buenas sensaciones en puntos.