- La formación sostiene que el Ejecutivo municipal prometió reubicar el festival a finales de septiembre y no lo hizo.
- Denuncian falta de planificación y silencio con la asociación organizadora, Alcalá es Música, tras nueve ediciones del evento.
El futuro de Alcalá Suena vuelve a abrir un debate de fondo sobre el modelo cultural de la ciudad. Más Madrid Alcalá acusa al Gobierno local (PP y Vox) de haber dejado caer el festival pese a haber prometido su celebración a finales de septiembre. La queja llega después de meses de incertidumbre y desencuentros con la asociación Alcalá es Música, que venía organizando el evento desde su origen y reclama claridad sobre los planes municipales.
Según el grupo municipal Más Madrid, el equipo de Gobierno “prometió que el festival Alcalá Suena volvería a finales de septiembre”, pero “ni la alcaldesa Judith Piquet ni el concejal de Cultura han movido un dedo en todos estos meses”. A su juicio, “no había ningún plan, ni para el último fin de semana de septiembre, ni para el supuesto ciclo de conciertos durante el año, ni tampoco para los años 2026 y 2027”.
Más Madrid sostiene que el Gobierno “ha dejado una y otra vez sin respuesta a Alcalá es Música”, la asociación asamblearia que agrupa a músicos de la ciudad y que venía coordinando la cita. Sobre esta base, el grupo político interpreta que no existen compromisos concretos ni calendario para reactivar el proyecto a corto plazo.
Para Rosa Romero, portavoz de Más Madrid Alcalá, “la oferta cultural de la ciudad es mucho más pobre sin Alcalá Suena”. En su valoración, “el Gobierno PP‑Vox se ha cargado un festival pionero que era fundamental para las bandas de música emergentes” y que mostraba “otra forma de gestionar la cultura, con una programación realizada desde la base y abierta a la participación”. Romero subraya que el modelo de Alcalá Suena se articulaba en torno a asambleas abiertas y procesos transparentes.
El comunicado recuerda que el festival acumulaba nueve ediciones y “más de 1.000 conciertos”, con un formato de competición amistosa entre bandas, múltiples escenarios y actividad distribuida por distintos puntos del municipio. La organización, apuntan, se apoyaba en trabajo voluntario y en un sistema de selección participativo que había ganado arraigo entre el tejido musical local.
Más Madrid sitúa este caso dentro de un patrón más amplio. Afirma que el “modus operandi del Gobierno PP‑Vox consiste en dinamitar el tejido asociativo”, con ejemplos que citan como la cancelación del Certamen de Pintura Rápida al Aire Libre o los cambios en la San Silvestre. En su relato, se estaría enviando el mensaje de que “si te organizas para trabajar por tu ciudad sin tutela política eres sospechoso”.
El Gobierno municipal no ha ofrecido, por el momento, una versión oficial detallada sobre los próximos pasos de Alcalá Suena ni un calendario concreto para un posible replanteamiento del festival. Más Madrid insiste en que, si la intención real fuera mantenerlo, ya deberían existir trabajos avanzados y diálogo con la asociación que lo impulsó.
A medio plazo, la continuidad o no del festival marcará el rumbo de la política cultural local: o se opta por rehacer puentes con el tejido musical y fijar una fecha y un formato claros, o se cierra una etapa que para una parte de la escena emergente había sido una ventana de proyección. La decisión, y su explicación, condicionarán la confianza entre Ayuntamiento, creadores y asociaciones de base en los próximos meses.