- La polémica sobre la energía nuclear en la región se amplía con nuevas líneas de investigación en IMDEA Energía.
- IMDEA Energía abre ahora líneas de investigación en energía nuclear y se suma a foros europeos sobre SMR.
El debate sobre la energía nuclear ha tomado fuerza en la Comunidad de Madrid en las últimas semanas. Primero, con las declaraciones del consejero de Medio Ambiente, Carlos Novillo, quien aseguró en la Asamblea que la región «podría albergar perfectamente mini reactores nucleares». Y más recientemente, con el anuncio de que el Instituto Madrileño de Estudios Avanzados (IMDEA Energía) abrirá nuevas líneas de investigación en este campo y participará en alianzas internacionales.
En Alcalá de Henares, la afirmación de Novillo generó un intenso debate político. El Partido Socialista presentó una moción en el pleno municipal para descartar cualquier proyecto de este tipo en la ciudad, pero fue rechazada con los votos en contra de PP y VOX. La discusión situó a la localidad en el centro de la polémica, al señalarse su cercanía al río Henares y sus zonas industriales como posibles condicionantes técnicos.
Paralelamente, el IMDEA Energía ha incorporado la energía nuclear a su agenda de investigación. El centro de Móstoles abrirá proyectos vinculados a tecnologías como los pequeños reactores modulares (SMR), un modelo considerado más seguro y versátil que las centrales tradicionales. Además, se integrará en la Alianza industrial europea de SMR, junto a empresas y centros de investigación de toda Europa.
El plan contempla contratos estables para investigadores a través del programa regional Gabriela Morreale, así como la captación de fondos europeos y recursos del Plan Regional de Investigación Científica e Innovación Tecnológica. Con ello se pretende reforzar la capacidad científica de Madrid en un ámbito en plena expansión internacional.
La apuesta por los SMR no es exclusiva de Madrid. Países como Francia y Reino Unido ya han anunciado proyectos piloto para esta tecnología, mientras que Polonia y Finlandia estudian su implantación a medio plazo. La Comisión Europea, por su parte, incluyó la energía nuclear dentro de la taxonomía verde bajo determinadas condiciones, lo que ha reavivado el interés en proyectos de investigación e innovación vinculados al sector.
A pesar de las declaraciones políticas, la Comunidad de Madrid no tiene competencias para autorizar la construcción de instalaciones nucleares. Cualquier proyecto de este tipo depende del Gobierno central y requiere un proceso largo con estudios de impacto ambiental, planes de seguridad y participación ciudadana. La diferencia clave está en que la región sí puede impulsar la investigación científica a través de sus centros y programas, como ocurre con el IMDEA Energía.
Por su parte, la posibilidad de acoger mini reactores ha provocado reacciones encontradas. En el plano político, PP y VOX rechazaron en Alcalá la moción socialista contra la nuclearización, mientras que el PSOE insiste en que la ciudad debería descartarse expresamente como ubicación. Más allá del ámbito institucional, colectivos ecologistas y plataformas vecinales han mostrado preocupación por los riesgos ambientales y de seguridad, reclamando mayor transparencia sobre los planes energéticos de la región.
El caso de Alcalá de Henares ha ejemplificado cómo los factores técnicos y geográficos pueden situar a un municipio en el centro del debate. Su cercanía a fuentes de agua, su red de polígonos industriales y su peso demográfico hacen que se mencione como posible enclave, aunque también existen limitaciones por la presencia de zonas protegidas y su condición de Ciudad Patrimonio de la Humanidad. La percepción ciudadana y el impacto en la imagen de la ciudad serían elementos determinantes en cualquier escenario futuro.
La tecnología de los pequeños reactores modulares aún se encuentra en fase de desarrollo en Europa, con proyectos piloto que acumulan retrasos y sobrecostes. Los expertos señalan que su implantación práctica tardaría al menos una década, mientras que la investigación puede avanzar desde ahora en centros como el IMDEA Energía. Esta diferencia temporal explica por qué las instituciones apuestan por posicionarse ya en el terreno científico.
La coincidencia entre el debate político y la nueva estrategia de investigación ha alimentado las preguntas sobre si la Comunidad de Madrid camina hacia una “nuclearización” de su política energética. Más allá de los titulares, lo cierto es que la región busca situarse en la red de innovación europea sobre tecnologías nucleares, en un momento en que España mantiene su calendario de cierre de reactores. El desenlace dependerá de la capacidad de atraer proyectos, talento y financiación, y de cómo evolucione un debate que, lejos de cerrarse, suma cada día nuevos matices.