- La sesión estuvo marcada por la crispación política y la división entre gobierno y oposición.
- Sindicatos y concejales de la oposición criticaron la decisión de la alcaldesa de ordenar el desalojo.
El Pleno municipal de Alcalá de Henares del martes 18 de febrero estuvo marcado por la tensión y la crispación política, especialmente durante la intervención de la concejala de Recursos Humanos, Orlena de Miguel. En medio del debate sobre la moción del PSOE para aumentar la plantilla municipal y reforzar los servicios públicos, una mujer mayor, ubicada en primera fila entre el público, interrumpió en varias ocasiones la intervención de la edil.
Según fuentes presentes en la sesión, la mujer intentó intervenir de manera insistente sin tener turno de palabra. Ante esta situación, la alcaldesa, Judith Piquet, le llamó la atención en tres ocasiones, recordándole la normativa que rige el desarrollo de los plenos municipales.
Finalmente, tras varias advertencias sin éxito, la alcaldesa ordenó a la Policía Local que procediera a desalojarla. Este hecho generó reacciones divididas en la sala: algunos asistentes aplaudieron la intervención de la mujer, mientras que representantes de sindicatos y concejales de PSOE y Más Madrid expresaron su desacuerdo con la decisión de Piquet.
El portavoz socialista, Javier Rodríguez Palacios, criticó la medida, señalando que el gobierno municipal «quiere silenciar cualquier voz crítica en el Pleno» y calificó el desalojo como «un acto de censura innecesario». Desde Más Madrid Alcalá, Rosa Romero también lamentó el incidente y lo vinculó con «la falta de voluntad del gobierno para escuchar a la ciudadanía».
Por su parte, el equipo de gobierno defendió la decisión, argumentando que la interrupción reiterada alteraba el desarrollo de la sesión y que se actuó conforme a la normativa vigente. «El Pleno tiene unas normas de funcionamiento que todos debemos respetar», declaró la alcaldesa Judith Piquet.
El incidente del desalojo no fue el único momento tenso de la sesión. Durante el debate, la prohibición de exhibir pancartas reivindicativas en la sala ya había generado malestar entre los asistentes. Además, la votación final de la moción del PSOE, que fue rechazada con los votos de PP y Vox, terminó de consolidar un clima de fuerte división en el Ayuntamiento de Alcalá de Henares.
Con este episodio, la brecha entre el gobierno municipal y la oposición se hace aún más evidente, en un contexto de creciente tensión política dentro del consistorio.