- El viernes se denunció el robo de matrículas en la calle Jacinto Verdaguer, frente a un colegio.
- Los vecinos critican la falta de soluciones y alertan de que las placas sustraídas suelen usarse en otros delitos.
La preocupación por la seguridad en Espartales vuelve a primera línea. Tras meses de denuncias vecinales por robos en viviendas, garajes y vehículos, ahora se suma una nueva modalidad: el robo de matrículas de coches estacionados en la vía pública. El último caso se produjo el viernes en la calle Jacinto Verdaguer, frente a un centro escolar, donde los propietarios denunciaron la desaparición de sus placas de identificación.
El colectivo vecinal Espartales Unidos difundió la alerta a través de sus redes sociales, advirtiendo de la importancia de denunciar de inmediato este tipo de delitos. Según recordaron, las matrículas sustraídas suelen ser utilizadas para encubrir otros ilícitos, desde estafas en gasolineras hasta delitos más graves, lo que multiplica el riesgo para los afectados.
Las quejas de los vecinos se intensificaron tras conocerse este nuevo episodio. Algunos reclamaron medidas visibles, como concentraciones o protestas públicas, para exigir mayor presencia policial. Otros expresaron su frustración por lo que consideran una actitud de indiferencia institucional, criticando la falta de soluciones eficaces frente a una situación que califican de insostenible.
El barrio viene arrastrando desde hace meses un clima de inseguridad. En septiembre, la Policía Nacional detuvo a un vecino como presunto responsable de una serie de robos, tras una investigación de más de seis meses. Aquel arresto parecía poner fin a la escalada, pero los incidentes posteriores han alimentado la percepción de que el problema persiste y de que no se limita a una sola persona.
En las últimas semanas, además de los robos de matrículas, los residentes han denunciado ruedas sustraídas en garajes, cristales reventados en turismos y entradas en patios de viviendas. Todo ello ha generado un sentimiento de vulnerabilidad que se traduce en mensajes de indignación y cansancio en las redes comunitarias.
La Policía recomienda a los afectados denunciar cada robo para poder abrir las correspondientes investigaciones y, en caso de sufrir la sustracción de la matrícula, solicitar cuanto antes una reposición para evitar problemas legales derivados de su uso fraudulento. Mientras tanto, las asociaciones vecinales insisten en que la presión colectiva es fundamental para que el problema no caiga en el olvido.
La sensación en Espartales es clara: los vecinos no quieren resignarse a convivir con la inseguridad. Reclaman medidas más contundentes y visibles que devuelvan la tranquilidad a un barrio que, pese a las últimas actuaciones policiales, sigue marcado por la incertidumbre de cuándo y dónde se producirá el próximo robo.