- Cuatro trabajadoras de una guardería de Torrejón, detenidas tras la denuncia de una alumna en prácticas.
- Ana, Educadora Infantil de Alcalá, y Raquel, Trabajadora Social de Servicios Sociales, analizan el suceso y reclaman una mayor responsabilidad colectiva ante la violencia infantil.
La reciente detención de cuatro trabajadoras de la escuela infantil Cascanueces, en Torrejón de Ardoz, por un presunto caso de maltrato a varios menores, ha generado un profundo impacto a nivel social y profesional. La dureza de las imágenes y la gravedad de lo ocurrido han desatado una oleada de reacciones en el ámbito educativo y social, también entre profesionales de Alcalá de Henares.
Desde El Complutense hemos recogido el testimonio de dos profesionales, una educadora infantil de Alcalá y una trabajadora social, que analizan el caso con preocupación y reclaman medidas estructurales para garantizar la protección de la infancia.
«Las personas implicadas no deberían volver a trabajar con niños»
Ana, educadora infantil con años de experiencia en escuelas de Alcalá, considera que las imágenes difundidas no pueden entenderse como un hecho puntual.
«Nada, absolutamente nada, justifica el trato que se muestra en estas imágenes», afirma. Añade que este suceso «haya ocurrido frente a una estudiante en prácticas que apenas llevaba unos días en el centro y ante la aparente indiferencia del resto del equipo, incluida la directora, así como la reacción normalizada de los propios niños, evidencia que no se trata de un hecho aislado».
Desde su punto de vista, «una escuela en la que ocurren este tipo de situaciones no debería seguir abierta, por supuesto», y sostiene que «las personas implicadas no deberían volver a trabajar con niños». Para Ana, «no se puede permitir que se vulnere de esta manera los derechos y la integridad emocional de los más pequeños».
«Debemos velar por el bienestar y la seguridad de nuestros niños»
Por su parte, Raquel, trabajadora social de Servicios Sociales, afirma que «la violencia contra la infancia es algo que nos debería preocupar a todos». Subraya que «no tenemos que ser del ámbito social ni lo educativo», ya que, como sociedad, «nos deberá hacer reflexionar a todos».
Recuerda también que contamos específicamente con la Ley Orgánica 8/2021, la cual «habla sobre la protección de la infancia y de la adolescencia y que además versa sobre que cualquier forma de violencia contra la infancia es totalmente inaceptable». Más allá del marco legal, insiste en que el foco en este tipo de situaciones «debería estar en un tema ético y moral». Y reivindica que «la educación, los colegios, las escuelas infantiles deben ser un espacio seguro y acogedor para todos y para todas».
Raquel incide en que «denunciar la violencia contra la infancia es actuar con conciencia, con humanidad y no podemos permitirnos como sociedad mirar para otro lado». Concluye con una llamada al compromiso colectivo: «tenemos que apoyar a profesionales de la educación y a las familias para que puedan proporcionar un entorno seguro y protector para los niños. Como sociedad, es una responsabilidad que debemos tener todos».
La escuela infantil Cascanueces, donde ocurrieron los hechos, se encuentra actualmente bajo investigación policial. Según la información difundida por diversos medios, los hechos fueron denunciados por una estudiante en prácticas que grabó con una cámara oculta el momento en el que una educadora maltrataba a una menor.
A raíz de esa grabación, se detuvo a cuatro trabajadoras del centro, entre ellas la autora material de los presuntos malos tratos. Dos de ellas están acusadas de un delito contra la integridad moral y las otras dos por omisión del deber de perseguir delitos.
Las autoridades han solicitado una investigación urgente a la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid y se ha puesto a disposición de las familias afectadas para facilitar su reubicación en otros centros. Mientras tanto, el caso ha reabierto el debate sobre la supervisión de los centros infantiles privados y sobre la necesidad de reforzar las garantías de protección de los menores.
Desde Alcalá, voces profesionales piden que este suceso sirva como punto de inflexión para mejorar la vigilancia, la formación y la concienciación social en torno a la infancia.