- Vecinos y corredores expresan su descontento con la organización destacando problemas de seguridad y gestión.
- La participación se redujo a casi la mitad: de alrededor de 2.600 inscritos el año pasado a cerca de 1.300 este año, dejando en evidencia una menor afluencia.
Los vecinos y vecinas de Alcalá tuvieron la oportunidad de cerrar el año participando en la carrera popular ‘San Silvestre Complutense’. Organizada por primera vez directamente por el Ayuntamiento, esta edición trajo consigo cambios significativos que suscitaron más críticas que elogios entre corredores y asistentes de la ciudad.
Con temperaturas mínimas de -3°C, la mañana arrancó con un clima gélido que no amedrentó a los atletas. La carrera principal comenzó a las 11:15 horas, tras las pruebas infantiles que iniciaron a las 10:00. Unos 1.300 inscritos, una cifra considerablemente menor en comparación con los 2.600 participantes de la edición anterior, recorrieron el nuevo trazado, que partió desde el Polideportivo del Val y transitó por la Avenida Virgen del Val, Calle Salamanca, Paseo del Val y lugares emblemáticos como la Plaza Cervantes y la Calle Mayor, antes de regresar al punto de inicio.
Esta edición supuso un punto de inflexión en la historia de la San Silvestre alcalaína, ahora rebautizada por el Ayuntamiento como San Silvestre Complutense, después de asumir su gestión tras años de organización por parte del Club SR2 Triatlón. El cambio de denominación, el nuevo recorrido y el aumento en el precio de inscripción, que rondó los 25 euros frente a los 8 euros de eventos similares en municipios cercanos, fueron algunas de las decisiones más controvertidas.
El cambio de recorrido no ha sido bien recibido entre los asistentes, lamentando la pérdida del encanto que suponía la salida y llegada en el Casco Histórico. La salida y meta, que tradicionalmente se situaban en la Calle Mayor, se trasladaron al Polideportivo del Val. Esta modificación fue percibida por muchos como una pérdida del encanto característico del evento. “Empezar y acabar en el centro, con las calles llenas de gente, era una maravilla. Este año ha faltado esa magia”, comentaba un vecino, mientras que otro corredor indicaba que «una ciudad tan icónica como Alcalá debería tener una entrada y salida que estén a la altura».
Además, los atletas también cuestionaron la organización general de la prueba, con quejas por la falta de señalización adecuada en el recorrido, escasez de puntos de agua y una salida estrecha que dificultó el flujo de participantes. “Esperábamos bocadillos, fruta y bebidas, como en otros años. En su lugar, solo había agua y tuvimos que esperar 15 minutos para recogerla”, indicaba un corredor. Además, no se marcó la distancia de los kilómetros, algo habitual en este tipo de carreras populares. “Se ha notado que quienes lo han organizado no tienen experiencia en este tipo de eventos”, criticó otro inscrito.
Algunos corredores señalaron: «no había espacio para correr… hay que cortar los dos sentidos de circulación. Peligroso e insuficiente», destacando el riesgo que implicaba cruzarse con vehículos durante el recorrido. Otros comentaron la falta de control en los cruces y la decisión de cortar solo un carril, algo que describieron como «inadmisible en una carrera popular de esta magnitud.» Además, críticas como «nos cruzábamos constantemente con vehículos, lo que resultó peligroso,» reflejan la preocupación general por la seguridad del evento.
Otros comentarios destacaron la ausencia de categorías competitivas habituales y la baja afluencia de corredores experimentados, lo que redujo el nivel competitivo del evento. “La calidad de los corredores ha bajado notablemente, y eso se notó en los podios”, afirmó un habitual de la prueba.
No obstante, aunque algunos asistentes también valoraron aspectos positivos como la animación con música en puntos del recorrido y el ambiente familiar que caracterizó al evento, estos tampoco estuvieron exentos de críticas. Las pruebas infantiles fueron otro punto señalado, donde algunos padres criticaron la falta de visibilidad y lucimiento para los más pequeños.
Desde el Ayuntamiento, los responsables del evento defendieron la organización. Lola López, concejala de deportes, calificó la jornada como «muy positiva» y destacó que hubo «mucha participación y muy buen ambiente, con música, deporte y familias. Con este sol que nos ha acompañado, no podemos pedir más».
Por su parte, Víctor Acosta, segundo teniente alcalde y presidente de la Ciudad Deportiva, afirmó que el evento supuso un “salto de calidad” en la organización de eventos deportivos en la ciudad. “Este año hemos dado un salto de calidad en la organización, y estoy seguro de que todos los deportistas lo han notado», concluyó.
La San Silvestre Complutense se despide hasta el próximo año con muchos deberes pendientes para su próxima edición. Entre los retos se encuentran recuperar la confianza de los vecinos, aumentar la participación y afinar los detalles organizativos para devolverle el brillo característico que tanto la distinguía.