- El Rayo B se impuso 3-1 al Alcalá en Vallecas en un duelo con suspense hasta el minuto 90.
- Ángel Blanco recortó distancias en el 87’, pero el filial rayista sentenció tras una pérdida protestada por los complutenses.
El duelo llegó con ruido fuera del césped y terminó con el sonido seco del gol. En Vallecas, el filial del Rayo se impuso 3-1 a una RSD Alcalá que no dejó de empujar ni cuando el partido parecía escaparse. La diferencia, como tantas noches, estuvo en los detalles: pegada local en los momentos clave y falta de premio para el dominio visitante.
El encuentro se torció pronto para los complutenses. En el 7’, una falta lanzada al espacio dejó un disparo cruzado que besó el poste antes de entrar: 1-0 y primer golpe. Lejos de encogerse, el Alcalá mandó con balón y avisó desde fuera del área con Dani Nieto (13’). La sensación era de partido rojillo, con Javi Jiménez rozando el palo de cabeza (27’) y, acto seguido, Arribas encontrando el poste desde la frontal.
Entonces llegó el segundo mazazo. Penalti para el Rayo B en el 30’: Pantoja adivinó la intención, pero no alcanzó el disparo ajustado (2-0). El golpe fue duro, aunque el guion no cambió tanto: el Alcalá continuó acumulando llegadas, con Héctor cabeceando alto tras un buen centro de Sergio Marcos (34’), y se marchó al descanso con ese 2-0 que decía más de la eficacia rayista que del juego.
La reanudación trajo movimientos desde el banquillo visitante. Entró Nico Sánchez por Izan (57’) para ganar chispa entre líneas, y a la hora larga llegaron Javi Hernández y Ángel Blanco por Portero y Aitor González (66’). Las piernas frescas empujaron al equipo hacia el área local. Javi Hernández rozó el 2-1 de libre directo (80’), preludio del arreón final con casi todos en campo rival.
El premio apareció en el 87’. Taconazo de Nico Sánchez dentro del área y remate seco de Ángel Blanco a la escuadra: 2-1 y partido reabierto, con Vallecas conteniendo la respiración. El Alcalá se volcó sin red, pero el Rayo B encontró el 3-1 en el 90’ tras una recuperación alta que dejó al delantero mano a mano ante Pantoja. Desde el lado complutense se reclamó falta en el origen del robo; el colegiado dejó seguir y la sentencia subió al marcador.
El Alcalá se marcha con esa sensación incómoda de haber tenido partido y no haberlo atado. Sumó juego, tuvo ocasiones y llegó al tramo final con vida, pero la pegada local y dos acciones puntuales inclinaron el resultado. Para lo que viene, la receta es conocida: mantener el pulso competitivo mostrado, afinar el punto de mira y convertir la producción ofensiva en puntos.










